Volar es simplemente bautizar la mañana,
con la honradez del sueño que respiró la noche,
es sufrir las angustias sin el menor reproche, 
y no pensar siquiera que la muerte es hermana.
        Es estar convencidos de que el avión nos llama,
y que su voz potente sólo emite canciones.
Es ver entre las nubes racimos de ilusiones,
y creer que hasta el trueno a nuestro paso calla.
Es sentir bajo el frío y el calor su caricia,
en medio del bochorno adivinar la brisa,
y en el cielo infinito descubrir el hogar.
      
        Es saber que en el aire todos somos hermanos,
y es regresar a la tierra para con ambas manos bendecir el
            espacio que nos dejó volar.
      
        Amen.
      
      
        (Fuerza Aérea Colombiana)
      
      
                    
